jueves, 6 de junio de 2013

Sobre el consumismo

Estamos acostumbrados a pensar que el consumismo es cultura de masas y en gran parte es cierto, es una forma de estar controlados, de estar sometidos indirectamente por los productos que compramos, pero este control no es sometido solo a la masa sino también a lo individuos.

El problema surge cuando queremos definir este tipo de alienación del consumismo, si es que lo podemos llamar así, el consumismo lo entendemos habitualmente como unos hábitos de consumo, así de esta forma esta rutina nos lleva a una conformidad consumista que es lo que solemos creer, o eso quieren que creamos. Es clásico aquello de buscar cierta ropa o cierto producto porque es lo que se lleva, o porque es lo que hace todo el mundo. Este es el modelo de consumo para la integración, es decir adquieres un producto para entrar en cierto grupo o estatus social.

Este tipo de consumismo es malo, esta claro, pero quizás el peor de todas es el consumismo para la diferenciación, el consumo que se crea desde la necesidad de diferenciarte del resto, ahora mismo esta muy de moda no estar a la moda, que al fin y al cabo es seguir otra moda estúpida. Este modelo de consumo también se convierte en otra forma de manipulación, puesto que las personas adquieren productos para intentar ser mejor que el resto o más distinguidos. Así el consumo no es una simple repetición de acciones sino que se convierte en algo compulsivo y que lleva a la competitividad a las personas a la hora de de comprar productos, por el simple hecho de ser mejor por tenerlo.

Vivimos tan rodeados de hábitos de consumo, que nosotros mismo somos un producto, se dice mucho aquello de que solo somos cifras en bases de datos, yo creo que ahora mismo no somos más que cartillas de ahorro andantes, la huella que dejamos actualmente en el mundo son las compras. En las noticias se habla del mercado, de la economía, de como afectan los salarios a nuestras vidas, como aumenta el precio del barril de petroleo, no se habla de ideas, ni de la ética, solo de números. Hemos pasado de ser sujetos racionales a ser simplemente trasferencias bancarias. Actualmente prácticamente a cualquier cosa se le puede tener un precio. Un ejemplo es el precio en el arte ¿Cómo podemos medir cuanto dinero vale la satisfacción de escuchar una canción? ¿Cuanto vale deleitarse con un cuadro de un artista del romanticismo? ¿Al caso podemos medir cuanto es mi placer al leer un buen poema?

Supongo que el cambio queda lejos, que el consumo siempre va a existir porque es necesario para que funcione este mundo material donde no podemos cuestionar las doctrinas impuestas. Por lo menos espero que alguna vez se abandone estos dos tipos de consumo o que por lo menos más personas sean conscientes de ello. Creo que para distinguirse o integrase en esta sociedad debería bastar con tus ideas, no unos productos que no representan nada más que algo exterior y ajeno al ser humano.