domingo, 28 de febrero de 2016

COMO LA VIDA MISMA. Capítulo 68. Queroseno episodio final: Parte I (Habitación en Roma)




El Sol apareció con todo su esplendor en aquella mañana de junio. Las calles comenzaron a llenarse de gente que recorría los mercados y los puesto de frutas de forma mecánica. Una mujer, agachada en el suelo, raspaba con todas sus fuerzas de anciana la mugre que se acumulaba entre las baldosas de piedra. Su marido, también anciano de pelo blanco, tosía sangre a causa de las enfermedades que se transmitían por doquier en un pañuelo carmesí con sus iniciales bordadas. 
Otros vendedores entonaban sus precios para llamar la atención. El vendedor de frutas captó a dos mujeres de corta edad cuya vestimenta caracterizaba la pobreza de aquel lugar. Se atusaba el bigote castaño mientras sonreía de  forma exagerada. 
Roma amanecía como cualquier otra mañana, pero aquella figura hizo que aquel día fuese especial. 
Vestía un traje blanco, a juego con sus zapatos, y el sombrero era de una fina tela italiana de primera calidad. Su porte recta, su aparente barriga que demostraba su buen estado de salud, y sus pasos firmes y ágiles potenciaban su elevado estatus que hacía encallecer a la muchedumbre romana. 
Le abrían paso allá por donde pasaba,  mientras iba dejando su estela. La mujer que fregaba el suelo alzó los ojos y al verle se levantó rápidamente, se acicaló con un poco de saliva, pellizcó sus mejillas y corrió hacia él casi dubitativa. Al ponerse en su camino solo pudo entonar, en voz baja, unas palabras tristes.

-Don Carloone, Don Carloone, por favore- Don-el hombre asintió- Don Carloone, tengo cinco hijos y mi marido está enfermo, por fa...- el Don interrumpió a la anciana. 
-Di acuerdi, di acuerdi. Io sole mio, bambina lacio.
-Don, no entiendo. Puedo ofrecerle el mejor vino de la ciudad.
-Prego, prego. Ballotelli, 
-No le entiendo, de verdad...
-¡Mamma mia! una y otra vez. No sé cómo resistirte. ¡Mamma mia! quiero y tu no ves.
-¿Me ayuda?
-Correcti, bambina, correcti.
-Gracie, Gracie, Padrino.
-De nate.
-Du-Du Hast

El motor de un coche negro interrumpió la conversación . Don Carloone, que aún se encontraba con la anciano, giró la cabeza lentamente. Mas nada más ver cómo bajaba la ventanilla, sintió un fuerte dolor en la espalda, cayó de bruces contra el suelo sin saber qué estaba pasando. Su barbilla rozó con el agua enjabonada de las baldosas, formando una fina espuma. No reaccionó hasta el segundo disparo. Intentó ponerse de pie con la ayuda de sus brazos, pero estos cedieron. Sentía la sangre mezclada con la pólvora de un calibre 33  manchado su traje blanco. Aquel gesto serio se convirtió en la mueca de un niño indefenso. Al tercer disparo se estremeció de un dolor agudo, al cuarto no sintió nada. Solo pudo escuchar cómo el coche arrancaba para darse a la fuga. Luego todo fue volviéndose más borroso hasta llegar a un fundido en negro.


Unos días antes.

Llegaba una de las pruebas más complicadas de mi vida. Me enfrentaba a la prueba cuyo nombre es igual que el de la amiga de la Vane y de la Lore; la PAU. Fueron unos días de preparamiento muy costosos ya que sentía una gran presión por entrar en la universidad. Decir que no podía pensar en otra cosa que no fuese entrar en psicología, y eso que aspiraba a una asignatura la cual no correspondía a mi bachillerato. No obstante, me preparé para ella lo mejor que pude.

Tras acabar dichas pruebas, por fin, me sentía libre y algo me decía que iba a llegar algo muy bueno. La Selectividad me salió de lujo, el verano llegaba con todo su esplendor, ya me veía asistiendo a la universidad. Y unas de las mejores cosas es que tenía preparado, un viaje a la bella, bella Italia.

Como de costumbre, me acompañaban mis grandes amigos del instituto Javier y David AKA El Rumano. Más otras cuantas personas del curso. Los días previos, mi imaginación voló. Iba a ir a la tierra italiana y, joder, si bien sabéis que me gustaba mentir sobre mi vida, uno de las mentiras más utilizadas que decía era que nací en Italia. Además, mi amor incondicional hacia El Padrino era legendario. Por fin, por fin llegaba a la tierra.

El mismo día que el avión salía, David y yo nos reunimos en lo que ya era nuestro antiguo instituto. Suspiramos y acto seguido montamos en el autocar que nos llevaría al aeropuerto. Una vez ahí, hicimos un pequeño grupo para comprar lo que serían nuestros vivires indispensables del viaje.

-David ¿Lo tienes todo?
-Sí.
 -Deleitarme debes.
-Alcohol, condones, tabaco, gorros de capo de la Mafia, chocolatinas y un paraguas por si acaso.
-¿Para qué has cogido eso?
-Por si llueve. ¿No has visto el pronostico del tiempo? viene una tormenta a Roma, de las gordas, gordas. He cogido hasta un chubasquero.
-Me refería a los condones.
-Pues para subir la moral, macho. Para subirnos un poco la moral. ¿Tienes paraguas?
-Nah, no creo que caiga tanta agua.

Horas después me maldecía a mí mismo por no comprar uno en el Duty Free.

-Bueno, el avión sale en nada.
-David. ¿Sabes qué? Me he estado informando y "Queroseno" en italiano  suena incluso mejor que en español. ¿Sabes que quiero decir con esto, amigo?
-Carlos, que los condones son de pega, admítelo ya.
-Ya nos inventaremos algo.... ¿Ahí el cloroformo está permitido?.







-Mirad, mirad ya se ve el Coliseo.
-Carlos, eso es el aeropuerto.
-Ah. Como está todo en ruinas...


Una vez el avión aterrizó en el aeropuerto sujeté a mis dos compañeros fieles de viajes y de cervezas, El Rumano y Javi, lo malo que este último lo había dejado recientemente con la novia y estaba un poco caído.

-No te preocupes, Javier-dije mientras recogíamos las maletas-¿Sabes? Estamos en la ciudad del amor...
-Eso es París.
-Roma quedó en segundo lugar. Tienes que olvidarte de ella. Hemos acabado los estudios, la PAU, estamos en las mejores vacaciones de nuestras vidas y no hay una jodida nube en el cielo. Vamos a pillarnos el mayor pedo posible en las mejores vacaciones que hemos tenido en la historia del Queroseno. Vamos a finalizar esto. 
-Ya me ha dicho David que los condones son de postureo.
-Te juro, te juro, que los utilizaremos.


Y claro que lo hicimos.




Llenándolos de agua y tirándolos por la ventana.



Al salir del aeropuerto, y mientras esperábamos al autobusero... busero... conductor del autobús. ¿Autobusero está bien dicho?. Mientras le esperábamos, unas nubes negras empezaron a imponerse sobre el firmamento. Como se nota que Roma me dejó un lenguaje rico en vocablos que no utilizo en mi puta vida pero que quedan bien aquí para sentirme más culto.

-Tranquilidad, tranquilidad. No va a llover. Os lo digo yo- En ese instante sonó un sonido atronador, el cual avecinaba la tormenta- Creo que mejor voy a buscar a un indio de esos que venden paraguas.

En ese momento, una chica que venía con nosotros y que era de mi mismo curso pero de clase diferente, sonrió y me dirigió una mirada que penetró mi alma.


¿Veis que bien hablo? Nah, solo se rió.

-Oye ¿Y esa?- Me dijo Javi-Te ha sonreído.
-David, David los condones. ¡Ya! ¿Quién es?
-Ni idea- volvió a decir Javi- Pero oye, ya sabes lo que digo; Todo ocurre por algo. Y, bueno, Queroseno.
-Nah, que dices. Pero... ¿Quién sabe? Estamos en Roma y todo puede pasar. Además, hace un tiempo maravilloso, en breves saldrá el Sol y podremos disfrutar de un auténtico paisaje italiano.










5 minutos después, ya en el hotel.

-¡ABRID LA JODIDA PUERTA! ¡ABRID LA JODIDA PUERTA! - Decía a la gente del hotel, mientras todo el grupo esperaba fuera con los paraguas en mano ante la tempestad que estaba cayendo- POR FAVOR, ABRID QUE ME EMPAPO. PRESTO PRESTO. ANDIAMO ME CAGO EN VUESTRA PUTA MADRE QUE ME ESTOY MOJANDO HIJOS DE LA GRANDISIMA PUTA, COME MACARRONES DE MIERDA. ABRID.
-Carlos, que no te entienden- Me dijo un compañero, haz gestos con las manos.
-Ah, coño que estamos en Italia, es verdad.












-ABRIIIIIIIIID







A los diez minutos abrió alguien.
No entendía para nada el italiano, pero según los profesores que nos acompañaban, dijeron que estaban escasos de personal y pedían perdón por ello, 

Empezó a hablar una profesora.
-Bueno chicos este es el hotel seguro que todo os resultará muy cómodo. Las habitaciones las irán dando. Formad grupos, será unos días muy acogedores...
-Ahhhh- Se escuchó gritar a una compañera.
-AAAAHHH- Siguió otra. En ese momento un bicho que movía sus patas a alta velocidad se dirigía hacia nosotros de forma ciega (Y no era Andrea Bocelli). 
-AAAHH- Siguieron las demás mientras corrían de nuevo a la puerta.
-AAAAHHHH- Se escuchó de nuevo a la priemera- OTRA. OTRAAAA. AAHHH
-AAAAAAHHHH
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH SE MUEVE.
-QUE ASCO POR DIOS, QUE ASCO QUE ASCO. 

(Y esta vez no me lo decía a mí)

-AAHH. NO JODAS, EN LA PARED. OTRA EN LA PARED
-Creo que voy a potar, es espantoso.

(Ese comentario tampoco era para mi)

-¿CÓMO ES POSIBLE QUE EXISTA ALGO TAN REPUGNANTE?

(Y ese... ese sí fue para mí)

-Carlos, deja de jugar con la cucaracha y mátala ya, dios mío.
-Sí, profe.

Un total de tres cucarachas danzando por todo el hotel más una muerta a la cual le estaba haciendo la autopsia.

-Javi, esto es a lo que llaman un hotel de alto caché-comenté.
-Ya... ¿Y David?


-Joder, joder, joder, Joder, joder, joder, joder.- Gritaba David el Rumano, el hombre de acero sin sentimientos, mientras corría de un lado del pasillo a otro.

Y así descubrí el mayor miedo de David. Los bichos. 


Después de dejar nuestras cosas en la habitación, salimos de nuevo a la calle ya que había salido el Sol. Ilusionados, nos dirigimos a ver el Coliseo.

-¿No te llevas paraguas, Carlos?
-Que va, no tengo. Además, mira el tiempo, parece que ya no lloverá más,

























-ABRIIIIDDD ABRIIIIIDD, JODER ABRID EL PUTO COLISEO. ABRIIIID. GUARDIA. GUARDIA IMPERIAL.
-Carlos no son guardias de verdad son actores para que la gente se haga fotos.
-GUARDIAS REALES, ABRID, ABRIIIIDDD. 


Veía a toda la gente con su paraguas sonriendo y hablando de las maravillas arquitectónicas de la ciudad. Luego, empapado, estaba yo. Fueron días muy muy malos.

-Si quieres, podemos compartir paraguas- dijo la chica cuyo nombre aún no sabía. 
-¿De verdad? ¿no te importa?- pregunté a la vez que pensaba que no era ella y podía ser  una puta de las que se ven en Roma y me estaba confundiendo 
-La verdad es que das un poco de pena todo ahí mojado- dijo riéndose y acto seguido me metió en su paraguas.
-La verdad que mira que pintas llevo, parece que me han tirado un jodido cubo de agua. Estoy todoo mojaditooo...

LA VERDAD, ES QUE LLEVO YA 68 CAPÍTULOS DE MI BLOG Y EN LA MITAD DE ELLOS SIEMPRE DIGO ALGUNA TONTERÍA DE LAS MÍAS DELANTE DE CHICAS. Y POR AQUEL ENTONCES ME PREGUNTABA CÓMO ERA POSIBLE QUE SIGUIESE SOLTERO... Continuo.

Se rió de forma exagerada y después articuló el sonido que hace un cubo de agua al caer.
Nuevamente rió, con mayor dulzura.

-¿Te puedes creer que nunca te he visto en el instituto?
-Que raro con la famoso que soy
-¿Por qué?-preguntó.
-¿Conoces al chico que llevaba ropa a la moda, era el más popular y querido del instituto y al que invitaban a todas las fiestas? Una vez me senté a su lado.
Esta vez su risa fue aún más exagerada. 
-No, de verdad-volvió a decir-no me suenas de nada.
-Pues creo que a partir de ahora seré el idiota que se olvida de los paraguas.
-Me gusta el nombre, me gusta mucho.

En ese momento vi a David poniendo la típica cara que todo amigo pone cuando hablas con una mujer. Esa de levantar las cejas, sonreír como el Joker, mover el cuello como una de las mujeres negras del Gospel mientra parece que le da un inctus cerebral. 

-Una cucaracha, David.
-No jodas. Ah. Joder, joder, joder.

El Rumano de acero.






Los días que llegaron fueron geniales de una forma que no os podéis imaginar. Cada mañana, en el hotel, nos despertábamos pronto para gozar de las maravillosas delicias que tenía el buffet libre. Bollos rellenos de crema, de trufa, napolitanas de chocolate servida con un café italiano y con un zumo de naranja recién exprimido... que luego veías a otra cucaracha y se te pasaba el hambre, pero joder, era gratis. 
La lluvia seguía siendo la protagonista del momento, no obstante, no nos complicó mucho nuestros viajes por toda la capital. Además, en esos días, no me separaba para nada de aquella chica con la que ya compartía paraguas. Me dije a mi mismo que qué demonios. Y cual un baboso italiano no me separé de su culo en ningún momento del viaje. Todo el día con ella, sujetando su brazo.  Cuando ella corría, yo corría. Cuando ella gritaba, yo hacia lo mismo. Cuando pedía auxilio yo pedía auxilio. Y cuando ella me echaba ese spray de pimiento  en los ojos yo lloraba de la emoción...


A día de hoy no me puedo acercar a más de 1km de ella.




Hablando en serio, Roma me estaba dando un principio de verano de lujo y era tiempo de abrir el libro del Queroseno. 
Una noche, lluviosa para varia, mi grupo de amigos nos subimos a la habitación donde se encontraba ese grupo de chicas, evidentemente, ella se encontraba ahí. Con las botellas de alcohol que buenamente compró el Rumano, empezamos a beber y a reír. Veía mi oportunidad muy clara ante las miradas que me echaba. Javi, que ahora servía de gurú del sexo dado que recientemente había cortado con su novia, me insistía una y otra vez que atacase. Pero yo necesitaba otra copa y otra y otra y otra...

David, ya con sueño, nos dijo que él se iba a la cama y nosotros seguimos un buen rato más. Pasaron unos minutos y escuchamos en la otra habitación unas risas alocadas. Lo cual nos llamó bastante la atención. 

-¿Y si vamos?-propuso la chica dirigiendo la mirada a todo el grupo pese a que me sentía el único en la habitación.
-Llamamos y luego ¿qué? ¿salimos corriendo?-preguntó una compañera de habitación.
-Podemos ver que pasa si nos unimos- dije yo.
-¿Tú te apuntas?- me preguntó. No tardé  ni medio segundo en ponerme en pie para indicar que estaba dispuesto a ello. 

Finalmente, un grupo amplio en el que se encontraba ella, llamó a la puerta  y se hizo un silencio. Volvimos a llamar y de repente un muchacho, joven y despistado, abrió la puerta.

-¿Quienes sois?-preguntó.
-Registro de habitaciones- dije- hemos detectado un comportamiento muy poco ético.
-¿Pero qué cojo...
-¿Alguien ha pedido un poco de...?- Alcé más la voz y grité- MARCHAAAA.

Todo el mundo se volvió loco. Las chicas se desnudaron, yo me marqué un solo de guitarra mientras una lluvia de confeti y dinero hacia enloquecernos...

Vale, así no pasó.

Nadie dijo nada, de nuevo el silencio y la mirada curiosa de la chica y la mirada atónita de los chicos de la habitación. 

-¿Qué cojones hacéis?-volvió a decir.
-Eh....

DE VERDAD, ME SEGUÍA PREGUNTANDO EL PORQUÉ NO TENÍA NOVIA. 


-¿Podemos pasar?-Pregunté.
-Watek fak. LOL. Si ya habéis pasado LOL. LOL.
-"¿Qué clase de lengua baja hablan estos seres?"- me dije a mi mismo. En ese momento habló otro compañero de mi instituto.
-Hola, hola. Somos compañeros de habitación y os hemos escuchado. Era por si queréis uniros a nosotros. Estamos bebiendo y hablando...
-¿Beber?- se rieron - equis de LOL, Tío.
-LOL, LOL-Dijo otro.
-Watek Fak equis de.



Se hizo otro breve silencio.
Los chicos de la habitación no podían tener más de veinte años, pero tampoco menos de diecisiete.
Aunque el aspecto infantiles de sus pijamas hacían pensar todo lo contrario.

-¿De dónde sois? ¿De qué parte de España?-preguntó la chica
- No somos españoles. Somos catalanes. LOL. 
-Un momento, un momento- El mismo compañero de instituto que habló para saludar interrumpió la conversación- ¿Qué pasa? ¿no sabéis de geografía? Cataluña está en España.
-¿Qué pasa, gordo de mierda? ¿No entiendes de historia?-contestó.


Y esta vez si que se hizo un gran silencio... seguido de un glorioso "TURN DOWN FOR WHAT"


-¿Qué me has llamado, Catalufo de mierda?
-Gordo. ¿Eres tonto? LOL. Gordo de mierda.

Otro amigo mio de clase hizo ademán de decir algo pero un chaval de aquella habitación se adelantó y empezó a decir:

-¿Qué pasa españolitos? que habéis perdido ya el mundial. Escuece. ¿No? jaja LOL.

¿Que cojones significa LOL?

La chica que me gustaba intentó sujetar a mis dos compañeros que se encontraba furiosos pero sin resultado.

-Catalan de mierda que España es tu nación
-Pues con lo gordo que estás la tuya parece la Fabrica de chocolate de Wonka.
-LOOOOOOOL LOOOOLL- Decían todos.
-Te voy a matar, hijo de...

En ese momento vi a otro compañero por el rabillo del ojo. Antes de que se empezasen a dar de hostias, el muchacho al que vi, estaba cogiendo una mascara de caballo que se encontraba en la cama de los chicos catalanes. 

-¿Qué haces, payaso?-preguntaron los chicos catalanes.
-¡Que os den!

En ese momento, mi compañero de clase empujó de forma suave al chico catalán que rogaba entre lágrimas que le devolviésemos la máscara.

-Corred, corred- gritó. Y nos fuimos de la habitación tan deprisa como nos fue posible.

Mientras nos escondíamos en las escaleras, escuché a un hombre mayor hablando.
-¿Qué os han hecho qué?-le preguntó a un niño
-Nos han robado- contestó.

En ese momento escuche murmullos en otro idioma y apareció una voz familiar.

-Nos han robado la cabeza de caballo.
-¿Quienes? -preguntó la voz de adulto
-Gente mayor
-¿A unos chaveles de catorce años?




-"Catorce años"- me dije a mi mismo- "No me joda...."

-Vamos a encontrarles.


Hablé con el compañero que lió todo esa aventura.
-¿Quién cojones tiene la cabeza de caballo?
-Está en la habitación de abajo.
-Tenemos que devolverla antes de que nos metamos en un jodido apuro.
-El problema es que...
-No tío, no me jodas...
-Sí.


La tenía David.


-Vale, vale iré a por ella. Se la devolvemos y pedimos disculpas. No tenía ni puta idea de que fuesen tan jodidamente jóvenes.
-Te acompaño- me dijo la chica de la que tanto os hablo- ¿Dónde está?
-Desgraciadamente, la tiene David.
-¿Y que hay de malo?
-No quieras saberlo.
-¿Qué pasa?
-Venga, tenemos que recuperarla antes de que la liemos más.

Antes de entrar en la habitación donde dormía David pensé en que sería el momento especial de hacer posible un Queroseno. Pero antes de abrir la puerta, me sujetó  un brazo y me pidió que esperase un segundo. 

Chicos, hasta día de hoy nunca he contado esta historia a nadie pero os aseguro que es una de las que más me han hecho cambiar en mi vida. No es otra historia triste como os he ido contando, pero tampoco tiene un final feliz. Esta es una historia que cuenta cuán equivocado estaba en la vida, lo idiota que era y, lamentablemente, lo inmaduro que fui. 
Antes de entrar por aquella puerta, el mundo seguía en su sitio, pero estaba a punto de moverse... Y de qué manera... Antes de entrar por aquella puerta creía en el Queroseno.

Minutos después, dejó de existir. Todo dejo de existir.





Continuará. Parte II y final. Marzo 2016