domingo, 24 de julio de 2016

COMO LA VIDA MISMA. Capítulo 70. Tribunal

-2016.





Aquel hombre vestido de negro a principios de primavera entró en un bar pequeño, acogedor y admirable a su manera. Me extendió la mano y yo imité su gesto cortés, nos dimos un fuerte apretón mientras me dijo su nombre. Él sonrió y observó el lugar. Apenas había luz, salvo la de unos leds y un foco multicolor. Pareció gustarle, pasó un dedo por la barra y soltó un broma con sabor a critica sobre la suciedad. Solo pude poner una mueca para no parecer arrogante, entonces se dispuso a hablar.

-¿Y a qué se debe el cierre?-Preguntó. No parecía mostrar mucha confianza. Y qué listo que era.
-Me voy lejos. Y no es recomendable llevar un pub desde otro país-En esa frase había parte de una dulce mentira y una triste verdad.
-Me encanta, de verdad te lo digo. ¿Es tuyo?-Asentí-Me imagino que ha tenido que ser alucinante a tu edad tener un bar. Quiero convertir esto en algo más serio, lo tengo todo más o menos pensado. Supongo que estoy igual de ilusionado como tú lo estabas en su día- Alzó de nuevo la vista y continuó- Me encantaría llevar a cabo todo la semana que viene, si te viene bien, claro. Cuanto antes lo hagamos mejor. ¿No crees? En fin, debo irme ya. Seguiremos en contacto, Carlos.

De nuevo, extendió la mano y sonrió.
-Así será.
-Estupendo, estupendo. Me voy ya. Tengo unas ganas increibles de empezar con este proyecto. ¿Sabes ya cuándo te vas a marchar?
-No, aún no.
Me miró, abrió la puerta y salió lentamente. Bajé el cierre haciendo que la oscuridad devorase el bar. Ya era casi la noche y aquellas luces tan coloridas iluminaban cierta partes, pero yo me quedé con una, una muy especial. Un cuadro, lleno de fotos. Lo descolgué con sumo cuidado y pensé que tal vez lo mejor era irme de aquella ciudad de verdad. Más tarde, alguien volvió a llamar a la puerta,
y de nuevo el mundo se movió.






JUNIO DE 2014.

Y ahora el protagonista era yo. Unas llaves en la mesa del trabajo de mi padre, al lado de unos billetes para Orlando. Acababa de llegar de un viaje que me cambió por completo y no encontraba ninguna sensación de alegría. Cualquier muchacho en su sano juicio daría palmas con los cojones, lo de las orejas ya está muy visto. Pero mi caso no fue así, me quedé mirando las llaves pensando en cómo era posible que nos hubiesen eliminado en fase de grupos. Sí, ese año fue el año de nuestro grandioso mundial. Mi padre me pidió que dijese algo y, bueno, contesté.

-Eeeh. A ver. si yo agradezco el detalle. Entiende que me pillé un poco todo de sorpresa. Pero una pregunta. ¿Cómo cojones se te ocurre que yo lleve un bar? ¿Yo? ¡YO!
-¿No te gusta la idea?
-Pero, joder ¿nos hemos vuelto locos? Me estás diciendo que tengo un bar, un bar. ¿Cómo quieres que me quede? ¿Sabes al caso cómo son mis fiestas?
-No.
-Lee mi blog.
-¿Eres idiota? cualquier otro estaría como loco de empezar.
-No he trabajado en mi vida, Papá. Y nunca he hecho de camarero. P-pero a quién cojones se le ocurre entregar unas llaves, unas llaves de un bar. Que no sé nada de ser camarero, en mi vida he sido camarero.


Salvo aquella fiesta en la que pillaron todos menos yo. Incluso Jorge por aquella época. El dato me sigue doliendo.

-Aprenderás a servir copas. Tienes 20 años y no has dado un palo en tu puta vida.
-¿Te recuerdo que soy un estudiante?
-El cual ha repetido varias veces.
-Touché. En unos días tendré los resultados de la Selectividad. No puedo llevar un negocio y estudiar una carrera a la vez. ¿Estás loco? Ni que fuese un niño chino de diez años.

Di NO al humor negro.
Todo lo negro es  malo: Darth Vader, el Black Album de Metallica, los que viven en Lavapies.


-Vete, vete. Fuera de aquí- En ese momento se puso muy nervioso. Cogió los billetes y los tiró al suelo, intentando dramatizar las cosas de mala manera. Después, con rabia, me dijo que cogiese las llaves y desapareciese de su vista. Hice caso y antes de salir por la puerta juré que nunca llevaría ese bar.
-No me vas a convencer. No lo voy a hacer.
Y cerré.


Al día siguiente, y después de aquella conversación que tuve en Roma con la chica de la que os hablé, me volví estúpido. Más. Me salí de todos los grupos, dejé de hablar con las personas y renuncié finalmente al Queroseno, dando  paso al reinado de terror de Álex.

En un futuro se le empezaría a llamar el "Pequeño Dictador". Es un juego de palabras para lo más cinéfilos. No apto para personas que no tienen ni puta idea de cine y solo ven películas en plan Resacón en las Vegas. Es una alusión  a la estatura de Álex y a la película  "El Gran Dictador" aquella en la que sale el personaje de Borat.

El humor irónico también es clave.

Ahora él era el administrador y esto llevó a una guerra que duraría años y dejaría miles de muertes. En realidad duró unos cuantos meses y acabó en mi cama pero ya os lo contaré.

Entonces una mañana me encontraba en mi casa, empezando a leer los libros de Canción de Hielo y Fuego cuyo argumento da vida a la serie Juego de Tronos. Así me sentía  más pro sabiendo las cosas que iban a pasar e escribía tres tweets diarios sobre lo "mucho" que me gustaba cierto capítulo, aunque fuese un coñazo y me distrajese pensando en si era normal tener una erección cuando leía un capítulo en la que se violaba a una salvaje. A esto sumad los spoilers que subía todo el rato "Jon Nieve muere", "Edmure Tully muere", "La originalidad de decir que el que se lee los libros es más fan que el que ve la serie en versión doblada y desde el ordenador, debería causar la muerte"... Cosas así.

Recibí una llamada.
-Coño-dije-¿Se puede seguir llamando en los móviles?- Y contesté- ¿Sí?
-Ven al metro de Tribunal y cuando estés ahí me llamas.
-¿Eres una chica de Badoo?

¡Ah, sí! todavía no conocía el Tinder.

-Soy tu padre, te llamo desde el otro número. Coge las llaves del bar.
-Te dije que...

Sabía que no podía echarme para atrás, entonces decidí dar un paso en mi vida y empezar a ser un hombre. Que no significa que antes fuese mujer, digamos que no tenía sexo. Sí, exacto, en ese sentido.

Aquel día, además, quedé con mi amigo Sergio. Él, aún no sabía que nos íbamos a Orlando y pensé en que podía aprovechar la ocasión. Quedamos en el susodicho bar a cierta hora.
No me acuerdo qué tiempo hacía pero como es mi blog, me lo inventaré para dar dramatismo. Llovía.
Al salir de la estación, vi a un hombre viejo tocando la guitarra, sonreí y le eché una moneda empezando así una costumbre. Tenía la dirección apuntada en el móvil y fui directo hacia ella.
Aún no me creía que fuese a trabajar en un bar, desde siempre he sido un tío muy manazas, vago, un pelín atractivo y muy cabezón. Era imposible que fuera a salir bien.


Siendo realistas, no me equivoqué.

Ya estaba subiendo aquella calle, nervioso y con la negativa en mi cabeza. Me planté delante de la puerta. La primera impresión que me dio fue de asco. Arriba, en donde se podía ver el nombre del local, había un trozo de madera podrida y una lámina de aluminio de mala calidad. La entrada estaba pegajosa y los cristales de la puerta principal sucios. Abrí lentamente y apenas pude ver nada por la escasa iluminación del local. Era un sitio deprimente, sin vida. Muebles viejos, una pared con colores pobres y gastados y un suelo dañado y levantado.

Casi parece que estoy haciendo la descripción de Rock Studio en 2016.

Vi a Sergio sentado en la barra y a mi padre un poco más atrás. Es cuando me dijo que aquí estaba mi bar y yo pensé en que tal vez no iba a ser tan mala idea.
Luego vi los baños y volví a mi pensamiento inicial.

Me estaba haciendo a la idea de que iba a ser el responsable de algo muy grand, ya no era el Carlos que cuidaba de su tamagochi. Esto era serio, chicos. Hablé con Sergio y le di la buena noticia. No se llegó a emocionar pero como he dicho anteriormente, es mi puto blog y lo cuento como me da la gana. Se emocionó tanto que me dio un abrazo y partió a llorar diciéndome en reiteradas ocasiones que era la mejor persona que había conocido en su vida.

Tras este momento homosexual que me acabo de inventar y que me debería hacer pensar muchas cosas, mi padre me dijo que al día siguiente debería empezar a abrir. Se acercaba la fiesta del Orgullo y sería una ocasión muy, muy buena.
-Conozco a una persona que te introducirá en este mundo-dijo Él-Se llama Adnan y empezará mañana mismo. ¿Estás ya preparado?-No lo estaba pero aseguré que sí.
-Lo estoy.
-Entonces, ya eres empresario.

Como Amancio Ortega pero sin niños explotados.
Salvo Álex.





Y al día siguiente lo vi todo de otra manera.
Estaba abriendo el bar, colocando unos cuantos vasos y poniendo un poco de música, probablemente alguna de Oasis en un pequeño pero potente altavoz. Siendo sinceros, el bar daba un asco tremendo, pero sentía una ilusión que me crecía a cada momento. Era por fin dueño de un bar. Creía que las personas empezaría a verme de otro modo (empezaba a fantasear) Un tío serio, responsable, capaz de manipular alcohol a su antojo, detrás de una barra de madera barnizada y dispuesto a sacar el mal genio que llevaba dentro en ciertas ocasiones. Me sentía un dios del mundo de los pub.
Luego me hice a la idea que en realidad me pegaba más este tipo...
























Y de hecho, acerté. 


Era ya casi de noche y Malasaña encendió sus luces. Empezaba el primer día del bar. No teníamos nombre, ni ofertas, ni seguro, ni bote de propinas del que apropiarme como un joven burgués que era. Por Dios Santo, por no haber non había papel higiénico. 

Sí, sigue pareciendo una descripción de Rock Studio en 2016.

La puerta se abrió. Me dije "coño, clientes". Pero no fue el caso, me di un con un canto en los dientes. Un hombre de mediana estatura, con complexión fuerte, gafas y sin ningún pelo en la cabeza entró con un paso danzante y jovial. Me lanzó una sonrisa y se presentó, era Adnan. Me extendió la mano y formó un puño, en ese momento pasó a ser nuestro saludo. Una cosa; me estoy descojonando ahora mismo porque me acabo de dar cuenta de que estoy haciendo rimas sin querer. Perdonad por el inciso.

Posiblemente acabas de hacer lo mismo que yo y has vuelto a leerlo.

-Buenas, Adnan. Soy Carlos y...
-Voy a ser tu maestro, Carlitos.
-¿Perdone?
-Sin ofender, este sitio da asco y supongo que no tendrás ni idea de esta vida.
-Bueno, algo sé.
-Pregunta ¿Qué lleva un Cosmopolitan?
-¿Lo qué?
-¿Cuál es la medida exacta de alcohol que debes echar en un vaso de sidra al cual le has llenado con más de cinco hielos? ¿Cómo se prepara un mojito? ¿Diferencias entre Brugal y Barceló?


Silencio.

-Yo pensaba servir a todo el mundo la misma mierda de alcohol.


También lo hice (véase el famoso tequila Burrito)

-Te queda mucho por aprender, mucho, mucho, mucho. Me ha dicho tu padre que estás un poco disgustado con la idea de tener que llevar esto. Confían en mí, esto va a ser la mejor experiencia de tu puta vida. Eres dueño de un local de copas y no tienes ni puta idea de lo que es.
-Ya, pero voy a entrar en la universidad y bueno y también tenía pensando echarme novia y bueno y...
-Mariconadas, hoy empezamos. Vas a salir ahora mismo a la calle y vas a conseguir clientes. Y no olvides lo que te he enseñado.
-Pero si no me has dicho nada.
-Vamos, sal a la calle y sube esa música. Por cierto... ¿Alguna vez te has follado a una gorda?

Y así empezaba lo que sería nuestra primera noche.

-2016.

La persona que llamó a la puerta era el agente que estaba consiguiendo interesados para traspasar el bar. Me dijo que ya había encontrado a la candidata perfecta. Vendría en tan solo unos minutos, me pidió permiso para que la dejara entrar. Otra vez vi el cuadro colgado en la pared, me vinieron miles de recuerdos, momentos que no podía olvidar y por los que merecía la pena seguir adelante. El bar era lo único a lo que me podía aferrar para evitar algo que necesitaba pero no quería, la única excusa para no irme fuera. Me preguntó el agente que quería yo, a lo que le contesté:

-Luchar. Diles que no vengan. Voy a luchar por Rock Studio.
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Gracias a todos.
Nunca dejéis de divertiros.

Carlos,

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